En los primeros días, unos 3 mil jóvenes ya pasaron por el encuentro de cierre del programa Jóvenes y Memoria; hasta el 22 de noviembre serán 13 mil los que se encuentren en Chapadmalal 2017: las nuevas generaciones toman la palabra, luchan contra la injusticia y construyen la democracia. "Desde hace 16 años, cuando empezamos este programa desde la Comisión Provincial por la Memoria (CPM), los jóvenes nos vienen demostrando que son actores centrales en el camino de la transformación social. Ellos participan y lo hacen con conciencia crítica, con valores, con conocimiento de los derechos de los pueblos; sólo el conocimiento sobre la base de esos valores democráticos es capaz de construir una sociedad más justa e igualitaria”, expresó el presidente de la CPM, Adolfo Pérez Esquivel.
“Ser joven es no dejarnos derrotar y seguir luchando contra las injusticias. Activar es revolución”, dice el manifiesto construido por los más de 1.300 estudiantes de la provincia que participaron de los primeros días de Chapadmalal 2017, el encuentro de cierre de Jóvenes y Memoria. Como desde hace 16 años, el programa de la Comisión Provincial por la Memoria (CPM) sigue convocando masivamente a la juventud y ellos se apropian de este espacio como un espacio propio donde se sienten protagonistas, partes de un colectivo que entiende la defensa de los derechos humanos como pilar de la vida en democracia.
“Con sus preguntas y sus problemas, las nuevas generaciones no sólo activaron las memorias del pasado reciente sino que construyeron, desde esas memorias, una plataforma política para pensar las violencias del presente”, remarcó la directora general de la CPM, Sandra Raggio, durante la apertura del encuentro. Y agregó: “En esa activación de la memoria y los derechos humanos, los jóvenes siguen demostrando año a año en Chapadmalal su compromiso con la historia, con lo que logramos en democracia y lo que falta”.
Durante la apertura del XVI encuentro de Jóvenes y Memoria también estuvieron presentes el secretario de la CPM, Roberto Cipriano García, y las integrantes Yamila Zavala Rodríguez y Ana Barletta. “Jóvenes y Memoria fue un espacio fundamental en mi experiencia vital; hace tres años, gracias a un proyecto de la escuela 35 de Moreno, pude volver al Instituto Riglos y saldar una deuda pendiente con mi propia historia”, expresó Zavala Rodríguez.
El 22 de diciembre de 1976, luego de presenciar como una patota militar desaparecía y asesinaba a sus padres, Yamila que todavía no había cumplido 4 años y su hermana de dos fueron trasladadas al Instituto Riglos; su tío, Jorge Zavala, dio con ellas en aquel lugar. Desde el retorno de la democracia, siempre circuló en Moreno la idea de que el Riglos había funcionado durante la dictadura militar como orfonato donde fueron alojados niños y niñas tras el secuestro, desaparición y/o asesinato de sus padres en el marco del terrorismo de Estado. En 2014, estudiantes de la Escuela Secundaria N 35 y la Asociación Civil por la Memoria de Moreno comenzaron una investigación que confirmó esa historia.
Esa investigación impulsó la creación de un sitio de memoria; en septiembre el Riglos fue señalizado por la Dirección Nacional de Sitios de Memoria. Jonathan fue uno de los estudiantes de aquel proyecto, tres años después sigue participando del encuentro: “No pensamos que íbamos a hacer algo tan grande desde tan abajo. Eso que logramos es la muestra de todo lo que los jóvenes podemos hacer”, dijo frente al auditorio, antes de recibir el abrazo de Yamila.
La historia del Riglos de Moreno es también la historia del cementerio de General Lavalle. Entre 1978 y 1979, 33 cuerpos devueltos por el mar Argentino fueron enterrados como NN en el cementerio de General Lavalle, entre ellos se encuentran Azucena Villaflor y Leonnie Duquet. En 2011, tres alumnos de la Escuela Secundaria N 1 de Lavalle se preguntan por “las tumbas NN en el cementerio”, ese es el inicio de un proyecto de investigación que presentan en Jóvenes y Memoria, y que continúan a lo largo de todos estos años.
El 28 de septiembre, los estudiantes hacen uso por primera vez en la historia de la localidad de la banca pública en el Concejo Deliberante para presentar el proyecto de ordenanza que convierte el cementerio de General Lavalle en sitio de memoria y crea un área municipal de derechos humanos. “Hace seis años que venimos trabajando en este proyecto, en los últimos meses visitamos otros sitios para saber cómo funcionan y pensar cómo construimos ese sitio en General Lavalle”, dicen los jóvenes que participan de Chapadmalal 2017. “Estos espacios son los que nos hacen luchar por los derechos humanos”, agregan frente a una carpa llena.
Las investigaciones de los jóvenes de Moreno y General Lavalle, que impulsaron la creación de los sitios de memoria en el Riglos y el cementerio local, consolidan una línea de intervención que hace de los sitios un pilar de las políticas reparatorias.
Hasta el 22 de noviembre, más de 13 mil jóvenes compartirán sus investigaciones y producciones que cuentan un pedazo de historia de cada escuela, barrio y localidad. Esas historias que, en su conjunto, permiten trazar la agenda de la democracia hoy: las deudas pendientes, los desafíos, las nuevas preguntas, los nuevos actores.
En estos 16 años, Jóvenes y Memoria llegó a miles de escuelas, organizaciones sociales, políticas y culturales, también llegó a uno de los espacios más olvidados y donde más sienten las deudas de la democracia: las cárceles. Desde hace mucho tiempo, estudiantes en contexto de encierro participan del programa; lamentablemente, muy pocas veces se consiguen las autorizaciones judiciales para que vengan a Chapadmalal.
Ariel está detenido en la Unidad Penal 21 de Campana, es el único del equipo de investigación que llegó a Chapadmalal: “Nosotros cargamos con un estigma social que nos hace sentir excluidos; vine con miedo porque no sabía cómo iban a mirarme y acá me encontré con jóvenes que nos sentimos iguales, que venimos desde distintas realidades, muchas muy difíciles”, dice Ariel luego de presentar el documental sobre exclusión y discriminación tras la recuperación de la libertad. “Transmitimos lo que siente una persona que estuvo detenida y, particularmente, quisimos explicar lo difícil que es la reinserción social para los privados de la libertad”, agrega.
“El espacio educativo en el encierro logra cortar por un rato el esquema de violencia y disciplinamiento que se les impone”, explican Noelia y Juan, coordinadores del proyecto en la UP de Campana. Para Ariel, además, ese espacio fue la posibilidad de cumplir con su meta personal de terminar la secundaria y pensar qué seguir estudiando.
En un momento de retroceso en materia de derechos humanos, Jóvenes y Memoria es un espacio de participación e intervención, un espacio que revalida las políticas de memoria, verdad y justicia como símbolo de la democracia argentina y un espacio que, al mismo tiempo, denuncia las injusticas y violencias del presente. Trabajos sobre el terrorismo de estado y biografía de desaparecidos, políticas de memoria y sitios, en relación con las problemáticas del presente: violencia institucional, pobreza y desocupación, discriminación y estigmatización, violencia de género. Esos problemas son, como ya se dijo, la agenda de un Estado para la construcción de una sociedad más justa y democrática.
Nota extraída de: https://www.facebook.com/notes/comisi%C3%B3n-provincial-por-la-memoria/comenz%C3%B3-el-xvi-encuentro-de-j%C3%B3venes-y-memoria/1580049988730319/